Día Mundial de la Salud, el 7 abril 2021 Mensaje de la Dra. Matshidiso Moeti, Directora Regional de la OMS para Africa

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En este Día Mundial de la Salud, la OMS nos pide a todos que trabajemos por un mundo más justo y saludable.

La pandemia de coronavirus () de 2019 ha puesto de manifiesto las desigualdades existentes entre los países. Los países africanos, que se enfrentan a la escasez de suministros esenciales, están rezagados en el acceso a los kits de pruebas de COVID-19, a los equipos de protección personal y, ahora, al acceso a las vacunas. De los 548 millones de dosis de la vacuna COVID-19 que se han administrado en todo el mundo, sólo 11 millones de dosis, es decir, el 2% de las existencias distribuidas, se han administrado en el continente africano, donde vive casi el 17% de la población mundial.

También persisten las desigualdades entre países. Las discriminaciones basadas en el género, el lugar de residencia, el nivel de ingresos, la educación, la edad, la etnia y la discapacidad colisionan en detrimento de las poblaciones vulnerables. Por ejemplo, datos recientes de 17 países africanos muestran que el acceso a los servicios anticonceptivos es tres veces mayor para una persona con educación secundaria que para una persona sin educación. Asimismo, las mujeres de los quintiles de riqueza más altos tienen cinco veces más probabilidades de dar a luz en centros sanitarios y de que sus bebés reciban la vacuna oral contra la polio que las mujeres de los quintiles más bajos.

Para invertir esta tendencia, tenemos que abordar los determinantes socioeconómicos de la salud mediante una acción multisectorial que mejore las condiciones de vida y de trabajo de los grupos más marginados, al tiempo que les proporciona un mejor acceso a la educación. Además, las comunidades deben participar como socios, utilizando sus redes y asociaciones, para iniciar y aplicar iniciativas de salud y desarrollo.

Uno de los principales retos a la hora de abordar las desigualdades es la falta de datos para identificar a los grupos no alcanzados y comprender las razones de este problema. Para subsanar estas deficiencias, los sistemas nacionales de información sanitaria deben recoger datos desglosados por edad, género y equidad. Esta información puede utilizarse para la toma de decisiones y la elaboración de políticas.

La OMS está colaborando con los países para crear capacidad de recopilación, gestión y uso de datos, y para mejorar el seguimiento y la acción para abordar las desigualdades evitables. En el último año, hemos publicado directrices técnicas sobre género y COVID-19, y hemos formado a 30 equipos nacionales para que desarrollen programas integrados que promuevan la igualdad de género y de salud. Estos equipos están utilizando las habilidades que han desarrollado para apoyar la acción para mejorar la equidad sanitaria y abordar la violencia de género en el contexto de COVID-19.

También es necesario aumentar las inversiones para acelerar el progreso hacia la cobertura sanitaria universal, proteger a las personas de las dificultades económicas para acceder a la atención necesaria y mejorar la cobertura de los servicios. La mayoría de los países africanos han emprendido reformas en estos ámbitos, con la esperanza de que estas iniciativas contribuyan a crear sistemas sanitarios y sociedades más resistentes.

En el futuro, los líderes deben trabajar en sinergia, con un espíritu de solidaridad internacional, para acabar con las desigualdades en sus propios países y en todo el continente. En particular, con respecto a las vacunas COVID-19, insto a las empresas farmacéuticas a que aumenten la producción para superar la escasez de suministros. También hacemos un llamamiento a los países ricos para que compartan sus dosis, a fin de proteger a los grupos más vulnerables de todos los países, salvar vidas y superar rápidamente esta crisis mundial.

En este Día Mundial de la Salud, pido a los Estados Miembros, a los asociados, a las organizaciones de la sociedad civil, a las comunidades y a otras partes interesadas que colaboren más estrechamente con la OMS para lograr la cobertura sanitaria universal, y les insto a que promuevan inversiones que aborden los determinantes socioeconómicos de la salud a fin de reducir las desigualdades y construir un mundo más justo y saludable.

La OMS mantiene su compromiso de garantizar que todas las personas de y de todo el mundo puedan ejercer su derecho a la buena salud.

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